La comunicación es la base de todas las relaciones y no se limita a hablar en un intercambio verbal. Cuando hablamos de comunicación, solemos pensar en nuestra capacidad para transmitir nuestros pensamientos, sentimientos y significados con claridad. Sin embargo, hay otro componente fundamental de la comunicación al que no se le presta tanta atención a pesar de su importancia: escuchar.
Escuchar no parece ser una habilidad que se deba enseñar o practicar. Mientras la función biológica natural de la audición funcione, estás escuchando, ¿no? Bueno, no siempre es tan fácil. Aunque escuchar parece automático, requiere un esfuerzo más intencional del que muchas personas creen, y las relaciones se beneficiarían si se centraran más en el componente de escucha de la comunicación.
Cuando les pedimos a nuestros hijos que escuchen, esperamos más que simplemente oír; queremos que presten atención a lo que se dice. Lo mismo debería ser cierto con respecto a su propio papel en una conversación. Este consejo puede parecer de sentido común y su reacción inicial probablemente sería afirmar que está escuchando, pero si realmente evaluara su comportamiento honestamente, probablemente habría margen de mejora. Escuchar bien no es tan fácil como parece.
Sentirse escuchado y comprendido es un deseo humano básico, y saber escuchar hace que las personas se sientan valoradas e importantes. Ya sea que hables con tu hijo, tu pareja, tu jefe o las personas con las que te cruzas casualmente a lo largo del día, la capacidad de hacer que los demás se sientan verdaderamente importantes es una habilidad poderosa que debes dominar. La escucha activa puede ayudarte a lograrlo.
Escucha activa Implica un esfuerzo intencional para centrarse en la otra parte de la conversación. Practique la escucha activa haciendo lo siguiente:
No formule su respuesta mientras la otra persona está hablando. Sabrás qué decir cuando sea el momento de hacerlo. Presta mucha atención no solo a lo que dice la otra persona, sino también a su lenguaje corporal y sus emociones. Escuchar activamente significa que no solo estás esperando tu turno para hablar, sino que permites que el otro participante tenga su momento en el centro de la conversación.
La aceptación es importante. Escuchar activamente no implica juzgar ni negociar lo que se dice. Incluso si no estás necesariamente de acuerdo con la totalidad del mensaje que se está transmitiendo, acepta que así es como se siente la otra persona. No interrumpas para cuestionar hechos o señalar errores en su perspectiva. Reconoce cómo se siente, incluso si no lo entiendes del todo.
Demuestra que estás escuchando. Si notas que tienes problemas para concentrarte, repite mentalmente cada palabra que te digan para no desviarte del tema. Asegúrate de que tu lenguaje corporal demuestre interés, inclínate hacia adelante, asiente con la cabeza de vez en cuando, haz preguntas para obtener información adicional y confirma que entiendes parafraseando con afirmaciones reflexivas como: "Parece que estás diciendo..."
Responda apropiadamente. Las personas tienen distintas razones para compartir información. ¿Es algo que necesitan que usted sepa? ¿Buscan consejo o ayuda? ¿Necesitan retroalimentación? ¿Solo necesitan desahogarse o expresar emociones? Trate de recordar que las personas no siempre buscan una solución. Si no está seguro, pregúnteles si buscan retroalimentación o si solo necesitan hablar. Si buscan su opinión, exprese sus pensamientos con honestidad y respeto sin desestimar lo que hayan dicho.
Escuchar activamente parece fácil a primera vista, pero cuando empieces a prestar atención a tus acciones durante una conversación, te darás cuenta de que puede ser un desafío. El mundo que nos rodea es tan ajetreado y nos distrae tanto que puede resultar difícil concentrarnos en una sola cosa a la vez, y por eso es tan importante.
El mejor regalo que puedes darle a otra persona es tu atención plena. Escuchar atentamente puede llevarte a comprender mejor la vida, las acciones, las emociones y las motivaciones de las personas que te importan, y puede contribuir a una sensación más profunda de conexión.
La próxima vez que su pareja o su hijo inicien una conversación, elimine otras distracciones y concéntrese en cada palabra. No se apresure, no formule una respuesta, no haga juicios y comprenda que su función no es necesariamente la de resolver todos los problemas. La escucha activa tiene una forma de hacer que el mundo vaya más despacio y le permita concentrarse en lo que es realmente importante: las personas que lo rodean.
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